Hay una situación que estoy viendo a menudo. 

Cuando las organizaciones deciden adoptar la IA, rápidamente incorporan software y hacen promesas grandilocuentes.  

Dicen que se están preparando para el futuro. 

Pero al hacerlo, le dan la espalda a su propio pasado. Se olvidan de dónde vinieron y descartan sus valores e incluso su humanidad. 

¿El resultado? Terminan sin futuro ni pasado. Y hasta pierden de vista su presente. 

Por qué las empresas se equivocan con la IA

Todos hablan mucho del tema, pero solamente el 1% de las empresas alcanzó la madurez en IA. Y aún más sorprendente: el 95% de las inversiones en IA son un fracaso.  

La razón me parece obvia. 

Estas empresas no están vinculando la IA a su identidad y su cultura. No la están encuadrando dentro de sus principios fundadores. Solo están sumando tecnología al trabajo diario, sin ton ni son. 

Este no es el camino. 

La IA no debería modificar quién eres sino continuar tu propia historia, la que vienes contando desde el principio. 

Y tu transformación debería ser un proceso interno, no una imposición externa. Debería ser un impulso genuino que motive a toda tu empresa. 

Si solo te transformas en respuesta a una presión que viene de afuera, entonces confundirás el rumbo. 

Y aún peor: abandonarás a tu gente. 

Encontrando el camino 

El otro día, celebramos otra edición exitosa del Santex Hackathon. 

Fue una jornada memorable. Participaron 35 equipos de todo el mundo: el 75% de nuestra empresa. Y hasta se sumaron algunos de nuestros socios comerciales. 

Durante el evento, los equipos desarrollaron soluciones de IA para resolver distintos desafíos cotidianos. 

Por ejemplo, un equipo lanzó una plataforma para optimizar el transporte de combustible. Otro, un sistema para predecir el rendimiento de los campos de soja. Y otro, un método más rápido para registrar las horas de trabajo a través de comandos de voz. 

A lo largo del Hackathon, me hice algunas preguntas: 

¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Cómo hicimos para que Santex, aquella pequeña empresa que fundé hace 26 años, se convirtiera en esta comunidad de soñadores? 

Me dí cuenta que la respuesta era simple: todos queremos estar acá, haciendo lo que hacemos juntos. 

Todos nos elegimos mutuamente, los unos a los otros, cada vez que entramos a la oficina. Y así innovamos: por la pasión, el compañerismo y la creatividad de los humanos. 

Es verdad, las soluciones que se presentaron en el Hackathon usan IA. Pero no fue la IA la que hizo posible estas ideas, fuimos nosotros. 

El futuro de la IA es humano. Si quieres que la IA prospere en tu empresa, tienes que enfocarte en tu gente. 

Las personas empoderadas le darán fuerza a la IA

Es innegable: para el 2030, tu empresa deberá dominar la IA. 

Y no hablo simplemente de usar la IA, porque ya la está usando todo el mundo. Para destacarte en el mercado, tendrás que realmente dominar la IA. 

Pero hay un problema: no hay una sola receta para todas las empresas. 

Tendrás que descubrir de qué manera la IA puede encajar en tu negocio. Y en esta búsqueda, serán imprescindibles tus equipos y colaboradores. 

Sin embargo, para que ellos puedan ayudarte en este proceso, tienen que sentirse empoderados, y con libertad para crecer y hacer crecer a tu empresa. 

Según el último Workplace Learning Report de LinkedIn, solo el 36% de las organizaciones son verdaderas “defensoras” del desarrollo profesional. Y justamente son estas organizaciones las que más están adoptando la IA. No creo que sea una coincidencia. 

Cuando la tecnología potencia las capacidades humanas, los humanos potencian la tecnología. Es un círculo virtuoso. 

Y el Hackathon refleja esta filosofía. 

Es un espacio donde nuestros colaboradores pueden pensar en la IA: cómo usarla, darle propósito y aprovechar todas sus posibilidades. Por el bien de la organización y, también, de la sociedad en la que vivimos. 

Cada idea presentada en el Hackathon buscó resolver una problemática actual y regional. Nuestros equipos no desarrollaron abstracciones sino soluciones prácticas para personas reales en lugares reales. 

Porque lo que está en juego es demasiado importante. 

El futuro de la IA es también nuestro futuro como seres humanos. Y no podemos dejar que un puñado de gigantes tecnológicos decidan el futuro por nosotros. 

Las experiencias comunitarias —como el Hackathon— nos ayudan a imaginar un futuro para todos. 

Nos muestran que la IA se puede usar para bien. Y para construir un mundo en el que realmente tengamos ganas de vivir, haciendo lo que hacemos juntos. 

Con amor humano,
Juanca